Emilio Aragón era un gran cómico hasta que se vendió y acabó haciendo infames papeles de cuarentón majete para enamorar a divorciadas con su cara de marmota cansada. Un día fue grande. Ni en vivo ni en directo.
30 de abril de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario