19 de marzo de 2008

Fago, realidad y ficción

Tenemos la costumbre de decir aquello de que la realidad supera a la ficción. A veces, es cierto y en otras ocasiones, cada vez más, hay que decir que la ficción emula a la realidad, es decir la copia sin ningún pudor. Es el caso de Fago, la serie de televisión española en la que se recrea el triste suceso ocurrido en el pueblo aragonés. Fago ha tenido mucha audiencia y ha dado mucho que hablar. A las familias de los implicados no les ha gustado ni un pelo y al público parece que tampoco le ha importado demasiado.
La miniserie empezó con cierto éxito de audiencia, aunque ha ido decayendo. Su segundo capítulo perdió 800.000 telespectadores. Sin embargo, ese no es el problema. Lo grave es que la televisión pública, la que pagamos todos a escote, tenga que sacar sus ideas de asuntos tan truculentos como este. También llama tristemente la atención que nadie se queje y que a todos nos parezca normal que se utilice la vida de personas de carne y hueso, con asesinatos torpes y rurales, con una vida simple y normal para hacer una serie de televisión. Esa sería la noticia, pero parece que ya no nos sorprende. ¿Alguien da más? Seguro que sí.

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